sábado, 24 de marzo de 2012

Declaración de intenciones

Después de mucho pensarlo nos hemos decidido: nos vamos una semana a la India, en junio; esto ha sido nuestro regalo a nosotros mismos después de mucho trabajo y de un año 2011 muy apretado de agenda y de emociones. Soy consciente que no es el mejor mes para viajar a estas latitudes, el calor será insoportable, pero es lo que hay.

Por delante tenemos, mi mujer y yo, unos meses de preparaciones. Por un lado tenemos que decidir que ciudades visitar, este trabajo ya lo ha hecho Rachel, visitaremos Delhi, Agra y Jaipur. Por otro lado, tenemos que escoger medios de transporte entre las ciudades y cuadrarlos para minimizar los tiempos perdidos viajando, de esto me encargo yo. Y, además, hay que escoger hoteles, intentaremos que sean económicos pero dignos. De esto último también me encargo yo; ya veremos si me cuesta la elección el divorcio, puesto que yo tengo ganas de un poco de aventura y de india profunda, Rachel no demasiado. Intentaré encontrar en el asunto del alojamiento una solución de compromiso entre mochilero y cinco estrellas, supongo que en el término medio estará la virtud.

Dentro de todo esto ¿donde encaja este blog?, se preguntará él lector. Pues la respuesta es muy simple, quiero recoger para la posteridad –y en especial para el viaje– todo lo que “aprenda” sobre la india, y en particular en un aspecto: aquellas cosas que, estando o no en las guías, hagan entender mejor su cultura, sus gentes, los monumentos…

Y es que, tras tantos viajes, quiero dejar de emular la graciosa descripción que mi profesor de historia en el instituto (el Padre Félix, un Padre Dominico que no se mordía la lengua) hacía de un turista ante un monumento, y quien dice un monumento dice una cultura desconocida: “un estúpido con la boca abierta y los ojos como platos, mirando lo que no conoce, y que no puede ver la verdadera belleza de lo que contempla, su significado.”

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