miércoles, 4 de abril de 2012

Comprendendio India (II): y la India se hizo Budista

Si queremos comprender la cultura de un país, a sus gentes y el porqué de lo que vemos, ya sea monumentos o ya sea costumbres, es necesario conocer su historia. Por mucho que algunos quieran renegar del pasados, lo que somos no es más que una frase dentro una novela.

   Territorio de la civilización del Valle del Indo
En el caso de India, podemos empezar por la Civilización del Valle Indo. Esta civilización emergió año arriba, año abajo, en el 2500 a.C. Se extendió por un territorio de un diámetro de unos mil kilómetros, ocupando la moderna Pakistán, por el oeste se extiende por parte de Afganistán y por el este ocupa se extiende hasta la región ubicada entre los ríos Ganges y Yamura –algo más al este de Nueva Delhi–. Los descendientes de esta civilización es la etnia Drávida, que era una mezcla de población de raza negra, pueblos protoaustralianos y protomediterraneos y mongoloides y armenios –Ayudándonos de los estereotipos, si cierras los ojos y piensas en un personaje indio con turbante hindú azul seguramente tengas en mente a un hombre de la etnia Drávida–. La cultura del Valle Indo fue, junto a Mesopotamia y Egipto, una de las culturas más importantes de la antigüedad.

Esta civilización desapareció hacia el año 1500 a.C. por la invasión de los arios, que eran pueblos indoeuropeos que venían de las estepas; otras versiones hablan de desastres naturales tales como son las sequias o los terremotos. Lo cierto es que no se sabe porqué desapareció esta civilización milenaria, tampoco se ha podido descifrar su escritura, puede que una cosa lleve a la otra.

De esta civilización han sobrevivido dos cosas: la etnia Drávida, que se ha refugiado en el sur del subcontinente Indio; y el culto al lingam y al yoni, que en la religión hindú tienen respectivamente como significado la potencia creadora de Siva y símbolo de la madre creadora. Por cierto, un lingam es un falo y yoni significa vagina.

Parándonos un poco en el asunto del lingam y el yoni hay que destacar dos estatuas que están en el National Museum de Nueva Delhi y que son de las pocas cosas de arte mueble (que puede moverse) que nos han quedado de esta cultura del valle del Indo: el Torso Masculino y el Torso Femenino de Harappa. Están datadas en el 2000 a.C. y ambas son de una factura técnica increíble. En la femenina destaca su movimiento danzante, pudiendo ser un antecedente del Rey de la Danza cósmica hindú (el Siva Nataraja)

      Torso masculino y femenino de Harappa 
                                                       


Rey de la Danza cósmica hindú (el Siva Nataraja) 


Es la mezcla de la cultura de los arios –que en sanscrito significa hombre noble–, que eran pastores nómadas, y la cultura del valle indo, que eran agricultores, el origen de la cultura india actual. De esta fusión aparecerá la religión védica, en la que ya está presente la sociedad de castas y las principales divinidades de los hindúes. La religión védica será el origen del budismo e hinduismo.

En los arios tiene origen un símbolo omnipresente en la iconografía de la india: la esvástica. Esta tiene significados diversos, como puede ser la buena suerte. La esvástica puede tener los brazos hacia la derecha o hacia la izquierda. Los budistas, que también la usan, la representan hacia la izquierda, mientras que los hindúes la usan indistintamente por equilibrio. He encontrado ciertas informaciones que dicen a este respecto lo siguiente: “En sentido de las agujas del reloj representa la evolución del universo (pravritti), representada por el dios creador Brahmá, mientras que en sentido antihorario representa la involución del universo (nivritti), representada por el dios destructor Shivá. También se puede ver de qué manera apunta hacia los cuatro puntos cardinales, simbolizando así estabilidad”. Esta copiado tal cual de Wikipedia, así que hay que ponerlo en cuarentena, pero tiene sentido.

 Esta misma esvástica también aparece en muchas otras culturas del mundo, por ejemplo en la cultura griega             –periodo geométrico, mucho anterior a la Grecia clásica– siendo un signo solar; no nos tiene que extrañar, puesto que los griegos, al igual que los arios, eran de origen indoeuropeo. El nacional socialismo tomo la idea de los arios y la esvástica para sus propios usos, pero eso es otra historia.


Pegando un salto de unos cuantos años, otro hito importante fue el nacimiento del Budismo. El budismo se desarrolló a partir de las enseñanzas difundidas por su fundador Siddhartha Gautama, alrededor del siglo V a.C. en el noreste de la India. Siddhartha era un noble o un príncipe –nadie está seguro–. Haciendo un resumen: lo abandonó todo y se dedico a practicar la austeridad extrema intentando buscar la sabiduría, tras cinco años se dio cuenta que no había conseguido nada y se retiro a meditar y llegó al nirvana; tras esta iluminación se dedicó a predicar lo que había aprendido, siendo este el punto de partida del Budismo.

Por esta época la India estaba dividida en dieciséis monarquías, su idioma era el Sanscrito –idioma que no puede considerarse como lengua muerta, puesto que aun se usa, poco pero se usa– y su religión era el hinduismo.

Pasaron los años y los persas extendieron su imperio hasta tomar el valle del Indo (aproximadamente el año 500 a.C). Poco después llegó Alejandro Magno e incorporó parte del norte de la India a su imperio. De los dieciséis reinos uno de ellos, el de Magadha, bajo la dinastía Maurya, logró que por primera vez casi todo el subcontinente Indio estuviera bajo un único gobierno. Los Maury echaron a los descendientes de Alejandro Magno del norte de la India –lo que era el imperio Seleucida– en el 305 a.C. En el 260 a.C. ocurrió algo que cambiaría la historia de la India durante casi 800 años: el emperador Ashoka se convirtió al Budismo, y la India se hizo Budista.